miércoles, 10 de diciembre de 2014

Menopausia


Menopausia y mujer, mujer y menopausia, vamos a espantar a los fantasmas que traen consigo esta palabra, o mejor este dúo de conceptos.

El nombre de menopausia indica sólo eso, es el nombre de la última regla de una mujer,  nada más.

¿Y cuándo se sabe que es la última regla?

Aunque parezca una cuestión bastante clara no lo es tanto, porque antes de que la menstruación desaparezca totalmente, transcurre una época de desarreglos,  en los que se intercalan meses con y sin periodo, es la llamada premenopausia.
Según personas expertas en este tema, se considera menopausia cuando han pasado 12 meses sin sangrar nada.

Generalmente ocurre entre los 48 y 52 años, aunque hay casos en los que esta edad puede variar por diferentes razones, pero estas son las edades más habituales.
La causa de la menopausia obedece al cese en la función de los ovarios. 
El problema es que este proceso conlleva un sinfín de trastornos que se repiten casi con seguridad en el 80% de las féminas.

Esto es científicamente, pero la menopausia es algo más que dejar de tener la menstruación, supone uno de los cambios más importantes en la vida de una mujer, cambios tanto en el aspecto físico, emocional, como en el síquico.
Por esta razón, esta palabra siempre ha estado unida a muchas connotaciones y desde luego no muy buenas.

Supongo que cuando se comienza un nuevo periodo desconocido, muchas veces da miedo, simplemente por eso, porque no lo conocemos, nos crea incertidumbre y los cambios muchas veces no son muy bienvenidos por algunas personas, es difícil salir de la zona de confort en la que estamos instalados, que aun no siendo la ideal, por lo menos sabemos desenvolvernos  porque la conocemos.

Las nuevas situaciones quién sabe lo que nos traerán ¿verdad?

Y en este caso en concreto esta situación tiene muy mala fama.
Se une a palabras como vejez, gordura, final, problemas, fealdad, expresiones del tipo ya no sirves, ya no eres como antes, todo ha cambiado….

Sí, claro que algo ha cambiado, tenemos una desaparición casi totalmente de nuestras hormonas de referencia que son los estrógenos, con todo lo que ello significa, pero ya tuvimos un cambio parecido pero en sentido contrario cuando tuvimos por primera vez la regla, ¿Alguien se acuerda?

Aquellos momentos también supusieron una época de cambios, y a veces cambios locos, con unas subidas hormonales bastante incontrolables, pero con el paso del tiempo asumimos esos cambios y los hicimos nuestros ¿verdad?

Ahora se repite la misma situación pero al revés, hay que asumir que se va a producir un cambio, que como tal, deberíamos de estar informadas para adaptarnos lo mejor posible a la nueva situación.

El efecto secundario más conocido es la osteoporosis, pero también hay más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, además de sofocos, aumento de peso, problemas del sueño, falta de autoestima, depresión, sequedad vaginal y problemas sexuales entre otros.

Como siempre digo, la información es poder, y si tenemos conocimiento de todos estos efectos secundarios que podemos sufrir, uno, todos o ninguno, vamos a estar más preparadas para cuando llegue el momento, y entonces, seguramente ya no será tan “horrible”.

¿Cómo prepararnos?

Por ejemplo con el ejercicio.

Como he dicho anteriormente el efecto secundario más conocido es la osteoporosis, que se traduce en la pérdida paulatina de tejido óseo con el consiguiente riesgo de sufrir fracturas óseas.

Si nuestro cuerpo está fuerte desde antes de llegar a esta edad, y nos hacemos los controles de densitometría adecuados, podemos mantener este problema a raya.

No nos olvidemos que nuestros huesos se refuerzan mientras sufren presiones, estas presiones hacen que las trabéculas,  que son como unas mallas que forman el interior del hueso, se estimulen y se llenen de más osteocitos, con lo que se consigue que el hueso se vea reforzado. (Esto ocurre así a “grosso modo”).
Por eso es tan importante el ejercicio físico antes, durante y después de esta época de menopausia.

Los médicos aconsejan andar una hora como mínimo diariamente, y no está mal pero yo creo que hace falta un poco más.

Se necesita un ejercicio que consiga mantener la estructura necesaria de los huesos para evitar esa pérdida de hueso o por lo menos retrasarla, un ejercicio metódico, controlado, técnico, adaptado a las necesidades, sano... pero que a la vez sea divertido, mejore la autoestima de la mujer y la sociabilidad, porque al perder estrógenos, que son las hormonas por excelencia de las mujeres, y  ganar peso entre otras, las mujeres tienden a perder autoestima, entristecerse a veces sin causa aparente, y hasta sufrir algún proceso de depresión.

No olvidemos que las hormonas que las mujeres dejan de tener en estos momentos, intervienen en infinidad de  procesos químicos del organismo y como tal, se necesita un periodo de  adaptación a la nueva situación, como decíamos antes.
Esta adaptación debiera tener prioridad, porque de ella depende en gran medida, que se mantengan esos conceptos tan importantes como son salud, bienestar.

Imaginaros que estas mujeres pudieran practicar un método de ejercicios sano, controlado, que fortaleciera la musculatura y mejorara la flexibilidad a la misma vez que la memoria, coordinación y equilibrio, para evitar caídas y con ellas posibles fracturas, y que además fuera divertido, fomentara la autoestima y la sociabilidad….

¿Os suena de algo?

No es por barrer para mi casa pero ya sabéis,

Para l@s que buscan algo más.....PILARTES

Gracias por estar ahí.

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